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"NO PODEMOS PERMITIRNOS COMPRAR GASOLINA, MAQUILLAJE Y CIGARRILLOS, ASÍ QUE SÓLO COMPRAMOS GASOLINA".
En 1934, dos motociclistas británicas emprendieron un viaje de larga distancia que luego sería descrito por la Asociación Estadounidense de Motociclistas (AMA) como "simplemente uno de los viajes en motocicleta más radicales de la Historia". Su plan era viajar de Londres a Ciudad del Cabo en Sudáfrica con una motocicleta, sidecar y remolque, y regresar por el mismo camino. Ellas eran Florence Blenkiron y Theresa Wallach.
Florence Blenkiron y Theresa Wallach se habían interesado por las motocicletas desde una edad temprana. Florence Blenkiron condujo una motocicleta por primera vez en su adolescencia. Se dice que Wallach desmontó su primer motor en su dormitorio cuando tenía 18 años, una parte vital de la experiencia de cualquier aspirante a ingeniero de motocicletas. Posteriormente, Wallach asistió al Instituto Politécnico de Northampton en Clerkenwell, Londres, como la única estudiante de ingeniería en su año. Wallach se convirtió en ingeniera en ejercicio y se unió a la Sociedad de Ingeniería de Mujeres en 1929.
En 1928, Blenkiron estaba comenzando su carrera como piloto, participando en la primera carrera para mujeres en Brooklands. Se convirtió en una asistente habitual allí, conoció a Wallach en septiembre de 1933, poco antes de que Blenkiron ganara su primera carrera. Se trataba del Handicap All-comers de tres vueltas, en el que podían participar tanto mujeres como hombres.
A la izquierda, Florence Blenkiron con su A.J.S. 350 cc. y a la derecha, Theresa Wallach, con B.S.A. 350 cc. La foto está realizada en Brooklands, en Septiembre/Octubre de 1933. |
Al año siguiente, Florence Blenkiron fue la primera mujer motociclista en pilotar una moto a un promedio de más de 100 millas por hora en la pista de Brooklands en una Grindlay-Peerless de 500 cc. En 1939, Teresa Wallach emularía el logro de su amiga, alcanzando una velocidad promedio de más de 101 millas por hora en una Norton International de 350 cc. Eso fue después de su aventura a través de África.
Tanto Blenkiron como Wallach fueron dos de las tres mujeres que alguna vez ganaron la Gold Star del British Motorcycle Racing Club (BMCRC) de la pista de Brooklands. La tercera fue Beatrice Shilling, cuya labor de ingeniería en la mejora de los Spitfire se considera como una contribución muy importante al devenir exitoso de la Batalla de Gran Bretaña. El blog traerá a Beatrice Shilling en otra ocasión.
Poco después de conocerse en 1933, Blenkiron y Wallach se convierten en inseparables amigas y empiezan a compartir casa en Londres.
Este deseo compartido de viajar a África inspiró la idea de un viaje en moto desde Londres, cruzando el continente africano hasta llegar a su extremo más meriodional.
Una vez limpios, estaban listas para comenzar, de manera que el 11 de diciembre de 1934, el conjunto lleno hasta los topes, bautizado como "The Venture", recibió una calurosa despedida en Crown House, Aldwych, Londres, por parte de animados seguidores entre los que se encontraba la política Lady Astor y otras cinco parlamentarias más. La vizcondesa Astor brindó un gran apoyo desde que conoció el proyecto de estas mujeres, junto con el plusmarquista de la velocidad Sir Malcolm Campbell (el del “Blue Bird”), otro asiduo de Brooklands.
El día de la partida, Lady Astor comentó que, como una "feminista impenitente", observaría su progreso con "orgullo y alegría". Theresa Wallach bromeó "no podemos permitirnos comprar gasolina, maquillaje y cigarrillos, así que sólo compramos gasolina".
La madre de Florence también estaba entre la multitud para despedirlas.
Nancy Witcher Langhorne Astor apadrinó a las motociclistas Theresa Wallach y Florence Blenkiron en su partida de Londres a Ciudad del Cabo. 11 de diciembre de 1934. |
Tras conseguir los permisos pertinentes de la administración francesa en París, ya que las primeras etapas del viaje atravesaban sus territorios, partieron hacia Argel. África no iniciaría hasta finales de los años 50 su proceso de descolonización, y en esta época su parte occidental y ecuatorial era en su mayor parte administrada por Francia, y la parte oriental por Inglaterra.
El 26 de Diciembre de 1934, parten desde Argel teniendo por delante 2000 millas de desierto del Sahara, teniendo que parar en 6 oasis con guarniciones de la Legión Extranjera francesa, ubicados en pleno desierto.
El avance es penoso con innumerables estancamientos en la arena. La Panther, finalmente, se rompe a unos 100 Km. de Agadez; el sobrecalentamiento hace que el rodamiento de la biela se parta, y se quedan tiradas en pleno desierto. Una tribu tuareg les socorre y acceden a remolcar la moto con la ayuda de un caballo, hasta Agadez, donde llegan justo antes del plazo dado por las autoridades. Un mes después llegan las piezas del motor desde la fábrica en Inglaterra, metidas en una caja de whisky (“…disculpen que hayamos tenido que vaciar el contenido original…” –decía la nota con las instrucciones de la reparación). Reparan la moto y reanudan el viaje, ya con el remolque, que había llegado en un autobús.
En Kano, Nigeria, protectorado británico, acaban las condiciones del desierto y afrontan rutas con más vegetación y agua. Avanzan hacia el este por las llanuras del Chad, cruzando innumerables ríos con barcazas, y soportando inundaciones, barro, y a su vez contactando con tribus y observando por primera vez fauna salvaje. También soportan calor y mosquitos en un territorio en cuarentena por la fiebre amarilla. En Chad, se parte la rueda delantera por sobreesfuerzo. Obtienen ayuda de un poblado cercano y un providencial camión les lleva a ellas y su remolque a una cercana Misión protestante desde la que envían la rueda a reparar para tras varios días recuperar su vehículo y continuar el viaje hacia Centroáfrica, el Congo, Uganda y Kenia.
En el Congo conocen la jungla y atraviesan varios poblados bantús, visitan a los pigmeos y ven como trabajan los elefantes. En Uganda, ya territorio británico, pueden admirar a los gorilas y son acogidas y visitan una plantación de té. Kenia les muestra jirafas, cebras y rinocerontes, y admiran la estampa nevada de las grandes montañas africanas, la cordillera de Ruwenzori donde está el Kilimanjaro. En el camino se acaban acostumbrando a atropellar numerosas serpientes...
La moto se porta bien, aunque se les rompe la dinamo y varias etapas nocturnas las hacen casi a oscuras. Para evitar las horas de más calor realizan algunas etapas de noche, con temor de tener algún encuentro desagradable con la fauna salvaje. En otra ocasión perdieron el remolque sin enterarse hasta varios kilómetros mas tarde, dando la vuelta para buscarlo
En las poblaciones más importantes son agasajadas en varias ocasiones por la administración colonial o asociaciones locales, que cuando pueden les ofrecen refugio, una cama y una ducha, y una buena revisión del vehículo. Otras veces pagan por un albergue de mala muerte o directamente duermen al raso o en su remolque.
Tras su intento fallido de elaborar y transportar pan, se dan cuenta que el arroz es más fácil de transportar y de preparar y su dieta se basa en él, aunque nunca falta el británico té.
Durante la ruta ellas se encargan de todas las reparaciones, innumerables pinchazos, engrase, etc. Theresa es ingeniera y ambas son muy competentes en cuestiones mecánicas. Los problemas con el sistema métrico les complica la vida cuando en el desierto tienen que “canibalizar” los restos de un coche que yacen en la arena para hacer una arreglo para reforzar el enganche del remolque. Resulta que sólo llevaban un juego de llaves de métrica en pulgadas, incompatibles con las tuercas de métrica decimal.
Atravesando Tanganika, hoy Tanzania, el único coche que se encuentran en días de ruta sale de una curva ciega e impacta contra el sidecar, afortunadamente con daños leves. Pueden soldar y reparar la moto en una aldea cercana, y siguen adelante.
En Rhodesia vuelve a aparecer la arena y el polvo; están bordeando el desierto del Kalahari. Atraviesan numerosos poblados Bantús y la montura sufre, con numerosos pinchazos y roturas del cable del acelerador que les deja tiradas en territorio de leones una noche hasta que reparan la mañana siguiente. El motor se queja y gotea aceite, el embrague está en las últimas y sellan con chicle fugas del depósito.
Llegan al antiguo territorio del doctor Livingston; el alcalde de la ciudad que lleva su nombre les sirve de anfitrión para visitar las impresionantes cataratas Victoria y se admiran de su tremendo espectáculo.
Rhodesia del Sur les abre el paso a Sudáfrica, donde deben atravesar, con permiso de los guardas, el Parque Nacional Kruger, vetado para vehículos descubiertos. Las condiciones de la ruta mejoran, por suerte para su fatigada máquina. Llegan a Pretoria y son agasajadas por motoristas locales. Visitan la mina de oro de Witwatersrand, una de las más profundas del mundo, pero también comprueban horrorizadas la terrible realidad de las “ciudades blancas” y el apartheid cuando llegan a Bloemfontein.
Su llegada a Ciudad del Cabo el 29 de Julio de 1935 es todo un acontecimiento social. Son recibidas por una multitud y por las autoridades en el edificio del ayuntamiento y la prensa internacional se hace eco de su hazaña. Tras casi ocho meses y más de 13.500 millas, lo han conseguido.
En el camino habían tomado fotografías y algunos breves tramos de película. Se fueron realizando actualizaciones periódicas de su progreso durante el viaje en la prensa británica.
Pero tras completar su épico viaje no todo fue sobre ruedas entre las dos amigas. Surgen roces entre Theresa y Florence por las distintas expectativas respecto al mismo, y a Theresa le surgen dudas sobre posibles acuerdos previos de Florence a sus espaldas con algunos patrocinadores. Theresa siente un tremendo vacío emocional que le impide realizar el planeado viaje de vuelta y finalmente embarca sola hacia Inglaterra con la excusa de una enfermedad, deprimida y arruinada, antes de que llegara el nuevo sidecar a Sudáfrica, el Venture II.
Puedes ver película de cine original del viaje en el siguiente video:
Florence busca sustituta para Theresa y al no encontrarla emprende el viaje de vuelta en solitario el 18 de Septiembre de 1935, con el Venture II, esta vez sin remolque que ahora resultaba innecesario, en un no menos épico viaje.
A diferencia de Theresa, que realizó anotaciones y llevaba un diario del viaje, Florence no documentó el viaje de vuelta.
Tan sólo existen algunas fotografías entre las que destaca una en la que aparece una sonriente Florence Blenkiron, vestida con un casco de médula y con lo que parece ser un clásico abrigo Belstaff, al final de su épico viaje de regreso desde Ciudad del Cabo. A lo largo del lateral del sidecar se muestran las palabras: The “Venture II” Watsonian Sidecar Cape Town to London Expedition, seguido de una lista de lugares por los que había pasado, incluidos Bloemfontein, Salisbury, Kakamega, Kampala, Bangassoo, Fort Archambault, Tamanrasset, Argel y Marsella.
La prensa mencionó diferentes problemas como muelles de válvulas rotos, pinchazos y la rotura de un tubo del chasis del sidecar.
En enero de 1936, Florence Blenkiron y el Venture II habían llegado a Kano, Nigeria, desde donde tenía la intención de atravesar el desierto del Sahara, siguiendo la ruta utilizada por los autobuses semanales.
Sin embargo, las autoridades no la dejarían partir sin una gran cantidad de dinero en caso de que necesitara ser rescatada. En la ruta de ida, las dos mujeres habían tenido muchas dificultades para atravesar grandes áreas de arena blanda y es muy dudoso que Florence se las hubiera arreglado por su cuenta, incluso sin el remolque. A regañadientes, decidió abandonar el viaje en solitario y tomó el autobús del desierto para la vuelta a Argel con el sidecar remolcado y, finalmente, llegó a Londres en abril de 1936.
Su motocicleta se mostró en la tienda Selfridges y aparecieron varias fotografías en la prensa del motor.
Florence dio una conferencia en el International Motorcyclist Touring Club en Londres en febrero de 1937, pero no hay un relato publicado, lo que nos deja frustrados al no saber ningún detalle sobre lo que, para una mujer sola, debe haber sido un viaje tan épico como el viaje de ida de las dos damas. Phelon & Moore y los demás patrocinadores aprovecharon la publicidad que rodeaba el regreso de Florence. Theresa, sin embargo, nunca escuchó nada ni recibió agradecimientos ó distinciones de las distintas compañías que habían patrocinado el viaje.
Se podría argumentar que los logros de Blenkiron y Wallach no han recibido la atención que cabría esperar. Fueron las primeras personas en completar el viaje de Londres a Ciudad del Cabo en motocicleta, y el viaje de regreso en solitario de Blenkiron fue un logro extraordinario en sí mismo. En 2018, las diapositivas de vidrio Ilford Special Lantern Plate de su viaje de ida aparecieron en una subasta en West Sussex. La colección se vendió por solo £ 1300.
Ambas mujeres no volvieron a encontrarse nunca más desde su separación en Ciudad del Cabo en 1935, a pesar de los esfuerzos de Theresa en 1986, para encontrarse con ella y escribir juntas el libro de su viaje.
Florence Blenkiron falleció en 1991 y Theresa Wallace en 1999, sin ver publicado su libro.
Pincha aquí para acceder a la entrada del blog sobre Theresa Wallach.
Pincha aquí para acceder a la entrada del blog sobre Florence Blenkiron.
La moto del viaje.
La moto elegida por Theresa Wallace y Florence Blenkiron para realizar la travesía por África fue una Panther Redwing Model 100. Estaba equipada con horquilla Webb extra para soportar más peso, radios de ruedas de mayor grosor, guardabarros mas anchos para poder colocar neumáticos de auto Fort Dunlop de 3.5 pulgadas, y un sillín de acompañante Moseley block. La bautizan con el nombre de "Venture".
El sidecar era un Watsonian standard model Touring con elásticos largos atrás y resortes en el frente y se le añade un remolque con tienda de campaña de 1,80 X 1,20 metros en el que llevarán su equipaje.
La Panther Modelo 100 tenía un motor de válvulas en cabeza de 598 cc. (87 mm × 100 mm) que tenía una relación de compresión de 6.5: 1. Se lanzó en 1932 y continuó hasta 1963. Si bien el motor y el diseño general se mantuvieron esencialmente iguales, las especificaciones evolucionaron constantemente durante estos treinta años aproximadamente. Se le añadió una caja de cambios Burman de 4 velocidades con cambio al pie en 1934 y en 1935 una bomba de aceite nueva y lubricación mejorada. El Modelo 100 se fabricó por última vez en 1963 y fue sustituido por el Modelo 120 de 650 cc., que continuaría durante otros tres años.
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